El próximo 20 de febrero, viernes, el presidente del Gobierno español, Mariano  Rajoy, y el primer ministro francés, Manuel Valls, inaugurarán la nueva  interconexión  eléctrica entre España y Francia. Por la  mañana visitarán, a   pie de obra, la parte   francesa  y, por la tarde, ambos    mandatarios    celebrarán   el acontecimiento en   el    castillo    de   Perelada,  en  la provincia de Girona. Para España, es un hito que pone fin a 30 años de intentos y  desvelos por parte de lasautoridades españolas   (de los  gobiernos de l PSOE  y PP) de  aumentar la conexión. En el caso francés, acaba con sus reticencias a aumentar estas infraestructuras y terminar así con el aislamiento energético.

El 27 de junio  de 2008 cuando los dos países  pactaron en  Zaragoza ejecutar este proyecto auspiciados  por  los oficios de  Mario  Monti como comisario del Mercado   Interior en aras de lograr un   mercado  único.  La nueva  interconexión, que  estará en periodo de  pruebas hasta junio,   permitirá duplicar la capacidad  de intercambio  entre ambos países, de 1.400 a    2.800   megavatios   (MW) o, lo    que   es lo mismo, del 3%   actual   de la   demanda al 6%. En total, se han instalado 250 kilómetros de  cables y la  potencia instalada es de 2.000 MW.

La ejecución del proyecto ha sido responsabilidad de la sociedad conjunta Inelfe, formada por   la     española    Red    Eléctrica  de    España    (REE)    y   la  francesa Réseau de Transport d’Électrecité (RTE) al 50%.   Las inversiones realizadas por Inelfe ascienden a   700 millones de euros, de los cuales 22 5 han procedido de  una subvención de la Unión Europea y otros 350 millones han contado con la financiación del Banco Europeo de Inversiones (BEI).

La interconexión   tiene   un  trazado   de  64,5 kilómetros   (33 en territorio francés y 31,5 en español)  que   enlaza   los   municipios  de   Santa Llogaia (Girona),   cerca de  Figueres, con el francés   de  Baixás,    próximo a Perpiñán. El trazado está totalmente soterrado mediante una zanja de hormigón con excepción    de los 8,5 kilómetros que cruzan los Pirineos y que se realiza a través de  un  túnel  de 3,5 metros de diámetro, paralelo a la línea ferroviaria de alta velocidad.

La    apuesta    por este enlace,    además de favorecer   el   intercambio entre los dos países, responde al objetivo de  aumentar   la seguridad,   la estabilidad y   la    calidad   del sistema eléctrico de los respectivos territorios, mejorar la calidad de suministro de las poblaciones del Roussillon y del Empordà y garantizar el suministro eléctrico necesario para el correcto funcionamiento del  tren   de   alta velocidad (AVE) en el lado español, según precisó Carlos Collantes, director general de Transporte de REE y presidente de Idelfe, en la presentación del proyecto. La alternativa al soterramiento era un tendido a través de los Pirineos, lo que habría costado el 10% (70 millones), pero sin subvenciones y menos seguridad.

Según Collantes, que estuvo acompañado por Lluís Pinós (delegado de REE en Cataluña y jefe    del    proyecto),    “se dará luz    al proyecto    más  caro”  en  la  historia de la empresa. Collantes,   señaló   también que    facilitará    “bajar   el    precio al conjunto   europeo” y “la integración las energías renovables, contribuyendo al objetivo marcado por la UE para que en    el    año    2020    el    20% del    consumo de    energía sea   renovable”.  En ese sentido, la interconexión permitirá el aprovechamiento  y consumo de  la  electricidad   procedente de energías renovables.

Los    dos    responsables    del     proyecto     informaron    de    que la obra se convierte en la interconexión eléctrica  soterrada “más  larga  del   mundo” y    con    más potencia. Supera al    existente    en San   Francisco (Estados   Unidos), de 400 MW. Asimismo, ha supuesto un salto cuantitativo en el aspecto tecnológico, siendo la primera vez en Europa que se utiliza en un  enlace    eléctrico   de esta potencia la tecnología VSC (voltage source converter), con capacidad    para     convertir de manera    rápida  la corriente alterna en corriente continua.

Pero esta  conexión  no   es   suficiente para alcanzar     los objetivos impuestos por la UE de tener el 10%  de   interconexión en 2020 y del 15% en 2030 por “el interés común europeo”. España y Francia tienen   en marcha otros proyectos, de los que únicamente uno ya está en desarrollo. Se trata  de la conexión submarina a través del golfo de Vizcaya, que tendrá una distancia de 400  kilómetros y  una  potencia de otros 2.000 MW. El programa está en la fase de estudios de las   profundidades marinas de  la zona, sobre todo por los movimientos de arena de la zona de Capbreton,  en  la  costa  atlántica francesa. La  inversión estimada está entre 1.600 y 1.900 millones de euros  y  solo esos estudios  citados  cuestan 10 millones. El objetivo es comenzar en 2016 y que sea viable en 2020.

El aumento       de      conexiones     eléctricas   es   una de las prioridades del plan Juncker. El comisario    de    Energía,   Miguel    Arias     Cañete,     manifestó   el  día 5  de  Febrero en Riga (Letonia) que las prioridades son   garantizar un suministro “seguro, asequible, sostenible y competitivo”.